viernes, 17 de enero de 2014

La civilización del amor. Reflexiones sobre educación (I)

Existe alta probabilidad de que si preguntásemos a nuestros alumnos y alumnas sobre los roles de los seres humanos en el paleolítico, ocurra que identifiquen al hombre como el gran cazador relegando así a la mujer en un segundo plano. ¿Por qué sucede esto? Porque estamos impregnados por una sociedad y cultura sexistas.

Este el punto en el que más concienciados tenemos que estar, debido a que caeríamos en el error si pensamos que vivimos en una sociedad igualitaria. El sexismo se sigue dando en la actualidad, ya sea en aspectos como en el trabajo laboral o doméstico y en una multitud de ámbitos distintos. También se da de una forma oculta en la escuela, sobre todo en el lenguaje, donde globalizamos  ambos géneros en el masculino genérico. Por esto es importante utilizar un lenguaje no sexista y tomar el camino de la coeducación, que no hay que confundir con el concepto de escuelas mixtas.

Las mujeres han sido apartadas a lo largo de la historia y, a pesar de que hemos dado pasos de gigante en la actualidad, aun nos encontramos en una sociedad donde aún no hemos alcanzado la igualdad de género.

Por  esto,  es  importantísimo  llevar  a  cabo  desde  mi  punto  de  vista,  una  unidad didáctica interdisciplinar de duración anual para todos los cursos y edades que se centre en coeducación y la lucha contra el sexismo. Uno de los pilares base sería el uso del lenguaje no sexista y comprender la complejidad social de nuestro entorno desde este punto de vista: ver cómo a lo largo de la historia se ha desplazado a las mujeres; resaltar acontecimientos históricos de reivindicación feminista como Olimpia de Gouges en la Revolución Francesa, en la lucha a favor de los derechos de la mujer;
debates de actualidad sobre violencia de género; y una serie de actividades y metodologías que nos ayuden a todos y a todas a llegar a esa comprensión de la realidad que nos rodea.

A pesar de esto, hay que ser conscientes de que no vamos a tener las soluciones explicadas detalladamente sobre cómo llevar la lucha contra el sexismo en educación. Por eso mismo, la escuela tiene que ser el laboratorio de la igualdad, donde deberemos de ir haciendo “experimentos” ya sea con unidades didácticas, actividades y un gran etc. para intentar hacer que nuestros niños y niñas tomen consciencia del panorama real que nos rodea y la gran contradicción existente entre sociedad democrática y sexismo.

Es impactante hacer una comparación entre el importantísimo papel que poseían aquellas homínidas del paleolítico frente al papel actual que disponen las mujeres. Las mujeres del paleolítico, las diosas del amor y las bases del comienzo de la vida que da lugar a aquella civilización amorosa que tengo por título. Deberíamos de tener, como objetivo de futuro, el acercarnos cada vez más a esa sociedad de la que nos alejamos hace mucho tiempo. ¿Qué podríamos hacer con el paleolítico en nuestros alumnos y alumnas? Enseñar la igualdad de género desde la prehistoria.

Todo  esto  encuentra  todavía  más  sentido  si  lo  relacionamos  con  otro  punto  que rebosa de importancia: la vida en democracia, que tendremos que expandirla en la clase y sobre todo practicarla con asambleas donde se fomente el respeto y se vea la diversidad como una riqueza. Es decir, debemos de preparar a los niños y a las niñas para vivir en democracia, para ser ciudadanos y ciudadanas.

La democracia está sufriendo un período de desgaste y de crisis (obviando la crisis económica), y es totalmente necesario reavivarla desde los cimientos, es decir, desde los niños y niñas que ya son ciudadanos y ciudadanas de esta sociedad. Es de gran relevancia que conozcan su componente histórica ya que la democracia es algo actual que no siempre ha estado, y verla en contraposición con otros modelos de gobiernocomo las dictaduras. También es esencial ver cuánto nos ha costado llegar hasta donde estamos ahora.

En definitiva, tenemos que dar el paso de cambiar de una visión “pasiva” de la educación hacia una visión activa en la que tenemos que dar lo máximo por nuestros alumnos y alumnas para desarrollar y potenciar sus conocimiento críticos y creativos, que les permitan ser ciudadanos y ciudadanas activos/as de una verdadera sociedad democrática desde la base de la igualdad.

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