Hace más de un año que me has creado varias necesidades. La necesidad de verte, oírte, hablarte, tocarte, compartir mi vida contigo, quererte y amarte. Tú me das eso y más, me completas.
Estas necesidades tienen el precio del miedo, del terror a poder perderte, a que un día no estés conmigo y quede desbordado por una absoluta desolación, un miedo por el cual uno se siente frágilmente sujeto a su compañera de vida.
Es un precio que vale la pena pagar, por el infinito premio que supone en el día a día.
Te amo princesa,
mi paraíso eres tú.